El, ella, ellos
liberan sus versos
que desaparecen en nosotros
en un cielo de nubes, apresuradas en escucharnos
y así violentas, atormentan la calma del rito
El pasto cómplice y escondite
es reprimido, aplastado
bajo nuestros pies
que buscan un techo
un escondite donde seguir buscándonos
Por suerte nadie se escapó al casino
ni las altas torres escondieron su grito
ni la comitiva se hizo un grupo.
El silencio por un momento nos inunda
nos toca la piel, se nos pega al cuerpo, rechazando la resistencia
Y el verso no llega a resurgir, a invadir el silencio
Y yo pienso,
en una plaza
en los niños que juegan
en vuelos de sonrisas
en un río de inocencia y de alegría
Y yo me pregunto,
si hace falta
ese murmullo
para calmar este silencio
Silencio de esta herida
Silencio de esta lucha
Silencio de esta memoria
Silencio de esta injustica
El silencio que está acá, en el ESMA.