La vida golpeaba sin detenerse al pobre boxeador, sin pausa, sin pensar en un contraataque. Golpeaba y con cada golpe daba una enseñanza.
El boxeador no pudo mas, y decidio caer derrotado en una victoria imposible en una batalla perdida en esta guerra que llamamos vida.
Alguna vez alguna vez dijo que fallar es no poder volver a levantarse, aceptar una derrota. No pelear.
Hay una sola cosa clara en este momento confuso. Estoy solo, soy juez y criminal a diario y no siento que a nadie le importe que yo exista en su vida.
La vida es por momento 100 años en pura soledad.